Taller Los Lirios / 2008




A C U A R E L A S   D E   A G U A   Y   S O L



“Su sistema es racional pero es sólo como una forma de ordenar un amplio espectro sensible, amplio, vago, sutil y ambiguo de significados espirituales, que no son evidentes pero se sienten, y son así, según su propia explicación, cómo nacen y permanecen.”


El primer impacto de este conjunto de acuarelas fue de sorpresa. Me impactó su metodología poética, su obsesión, la estructura común de cada una de estas acuarelas, la idea de la grilla, la frescura y la madurez del resultado, la belleza que emanan.

Vi arquitectura y luz. Las vi verticales y así fueron para mí por varios meses hasta que supe que habían sido pensadas horizontalmente. Es irrelevante, pienso. Funcionan de las dos maneras. Es una abstracción concreta, perfecta. Da lo mismo. La sutileza de la composición del color de la grilla es igual, la repetición del rectángulo es igual, la luz, el vacío, el lleno, la variedad y la complejidad del total, es igual.

Me sigo sorprendiendo, no pasa lo mismo con una grilla de Brice Marden, Agnes Martin, Sol Lewit, ni menos de Mondrian. La posición es una. ¿Qué pasa entonces?, ¿Es que se acerca al diseño? Tampoco es eso. Esto no es diseño, es un habitar de espacios vacíos y llenos y la construcción de un todo, en cada una. Un conjunto sensible y abierto. Sí tiene un referente común a mi forma de componer. Es la repetición de un elemento. En este caso, el rectángulo dentro de un rectángulo.

Siento un alma común en esto. Hay un sistema repetitivo evocador, donde si cada espacio idéntico al contiguo se siente o se lee distinto del otro es sólo por el color que contiene, y si cada espacio se percibe algo distinto es por cómo contiene ese líquido de color. Esta repetición en su caso es estricta, lógica, rigurosa, acotada, obsesiva, sin tapujos, nada de tentativo. La grilla es un compromiso auto impuesto, la soltura está en lo que contiene cada espacio de esa grilla, qué color y de qué peso, qué temperatura y qué transparencia. Y cómo todos estos casi individuos arman un todo dinámico y pulsante. Y también cómo este conjunto evoluciona.



Acuarelas y pinceles / Taller Los Lirios / 2008



Unas acuarelas son llenas y cercanas a la humanidad. En otras se prioriza el vacío y, como propias de su generación, se acercan a la tecnología. Es una percepción mágica de una composición existente que ella hace visible y nos la da a conocer, como Leonardo imaginó mecanismos que fueron premonitorios a una realidad posterior. En ambos casos, algo que no vemos pero que existe y está en las estructuras invisibles al ojo. Esto lo hace ser distinto al diseño. Su sistema es racional pero es sólo como una forma de ordenar un amplio espectro sensible, amplio, vago, sutil y ambiguo de significados espirituales, que no son evidentes pero se sienten, y son así, según su propia explicación, cómo nacen y permanecen.

Estos espacios están delante y detrás, sin embargo, forman un plano. Hay una enorme profundidad. Esta profundidad es el eje espiritual y psicológico de su expresión artística. A medida que hay más luz, la dinámica se vuelve inquietante, hay vacíos, incluso se producen movimientos internos que el ojo no puede detener.

Veo en este conjunto una obra hipnotizadora, lograda, completa. Una búsqueda cerrada llena de incógnitas como todo arte superior.


Francisca Sutil




Taller Los Lirios / 2008



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