Por Maite Armendáriz Azcárate
[extracto de Artes y Letras; “Arte Abstracto” en Galería Patricia Ready]



Artistas jóvenes y pujantes, estudiosos y perseverantes logran finalmente exponer en las salas santiaguinas. Recorrimos dos galerías. Cada cual llega con su obra singular referida más bien a su expresión interior que a retratar la realidad exterior.


Desde este miércoles pasado tres exposiciones de artistas jóvenes se reparten el espacio principal de Galería Patricia Ready.

Recibe al visitante “Mente Serena” compuesta por las ordenadas obras de Ana Catalina Vicuña. Titulada como diseñadora el año 2000, sus acuarelas sobre papel hablan de su infinita paciencia y pulcritud para realizar innumerables tramas de órdenes cromáticos. “La repetición tiene sentido como la entrada a un estado mental, no se trata de duplicar, sino de continuar, asegura. Sus pequeños cuadrados de variados colores que llenan cada obra forman una unidad y se enlazan entre sí. Vivencian su paso por el Colegio de las Ursulinas: “Sin duda el colegio imprimió un sello en mi carácter; me hizo cultivar una sensibilidad y un interés especial por las distintas expresiones artísticas.”

Dudando entre la arquitectura y las matemáticas, al ingresar a la universidad se inclinó por el diseño gráfico. “Postulé sin saber mucho lo que quería, pero hoy siento que hay una carga importante en mi obra de esa formación rigurosa que recibí en la escuela de diseño PUC.” El traslado hacia la pintura fue gradual, “trabajé como diseñadora en forma independiente desde que salí de la universidad, pero paralelamente siempre estuve mirando arte, leyendo sobre arte y tomando clases de pintura.”

Pero fue en su estadía de tres años sola rodeada de la exuberante naturaleza de Nueva Zelandia donde palpó su profundo interés por crear una obra que la conectara con una realidad superior, “una necesidad de dejar que el color se expresara a través de mí, ser un instrumento de él.”

Desde el comienzo de su carrera, ha trabajado en series: “Esta forma de encarar un proyecto es mi forma de profundizar, de pasar horas en un mismo tema, es la capacidad de enfrentarnos con nuestra pequeñez a la inmensidad de una fuerza superior. Es una obsesión por alcanzar la perfección y tener la certeza de que ésta es inalcanzable. Es un anhelo de conexión con lo divino y espiritual.”







EL MERCURIO / Artes y Letras
Junio 2009 / Chile 

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