Por Claudia Pérez Fuentes

[extracto de Revista V&D, Diario El Mercurio]



Una minuciosa labor hay detrás de la obra textil de Ana Catalina Vicuña. Es la forma con que la artista –también marcada por la música- se rebela contra lo “desechable y rápido de esta época.” Su trabajo la ha llevado a participar en una importane feria en España.

Es diseñadora gráfica, pero se define como “artista autodidacta”. Siempre le atrajo esta disciplina, y un viaje a Nueva Zelanda, por tres años junto a su marido, marcó un punto de inflexión. Entonces, Ana Catalina Vicuña se contactó con diferentes profesores, hizo tutorías y se lanzó: fue allá donde montó su primera exposición. Marcada por una disciplina y rigurosidad que traspasa a su obra, en su obra plasma intereses como “el movimiento, el ritmo y la armonía”, elementos que con un padre amante de la música, no pudo evitar. “Veo la vida como una partitura, con compases, momentos de silencio y a veces difícil de entender”.

Su labor también está atravesada por lo abstracto. Es la línea lo que la obsesiona: “La base de la figura geométrica”, dice. Lo que ha variado son las técnicas. Partió con acrílico, pasó por acuarela y grabado –con una muestra en 2009-, hasta que descubrió el arte textil y el bordado. Primero hizo una serie de trabajos que presentó en la galería de Patricia Ready (2012) y que tenían como protagonistas a infinitas puntadas. Lo último que concentró su atención fue “Retazos de intimidad”, obra que presentará este mes en Art al Vent, feria de arte textil en Gata de Gorgos, España. Es “mantelería bordada sobre tela”, y está compuesta por servilletas de género e individuales de su familia. “Es una reflexión en torno a la memoria y al paso del tiempo”, dice la autora.V&D






EL MERCURIO / V&D
Agosto 2015 / Chile


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